Espejo retrovisor
Siempre he pensado que uno puede ver mejor la mano de Dios en el espejo retrovisor. Al mirar atrás, es más fácil entender por qué nos puso en la casa donde estamos, colocó ciertas personas y circunstancias en nuestra vida, permitió que sufriéramos y que tuviéramos dificultades, nos llevó a distintos lugares y nos dio diferentes trabajos y profesiones.
¿Paz en la tierra?
No querría provocar una pelea contra un cielo repleto de ángeles, pero debo admitir que siempre me he preguntado sobre la promesa de paz que la hueste angelical les hizo a los pastores en los campos aledaños a Belén. En los últimos 2.000 años, la paz en nuestro planeta ha sido, al menos, un ente extraño. Las guerras siguen cobrándose vidas inocentes, la violencia doméstica es una tragedia creciente, los divorcios aumentan terriblemente, las iglesias se dividen y la paz en nuestro corazón intranquilo y descarriado parece ser un sueño inalcanzable.
Notable sumisión
A lo largo de la historia, a María, la madre de Jesús, se la ha tenido en alta estima. ¡Y está bien que sea así! Dios la escogió para dar a luz al Mesías largamente esperado.
Colección celestial
A la gente le encanta coleccionar cosas: desde fotos de deportistas hasta estampillas y monedas. Y aunque esta actividad puede ser un pasatiempo divertido, da que pensar que cuando dejemos este mundo, todo lo que tenemos se convertirá en parte de la colección de otra persona. ¿De qué vale haber recolectado mucho en la tierra, pero poco o nada para la eternidad?
Orgullo nacional
A mi esposa Martie y a mí nos encanta Inglaterra: su historia, su cultura y su gente. Cuando visitamos ese país, una de nuestras actividades favoritas es ir a conciertos al aire libre sobre las verdes laderas de antiguas propiedades. La última noche de conciertos es la mejor, con fuegos artificiales y cientos de ciudadanos que agitan pequeñas banderas británicas mientras cantan himnos patrios.
Dios en la iglesia
Me encanta leer los letreros de las iglesias; esos que uno ve en las carteleras al frente de los edificios. Hace poco, observé uno que decía: «Entre y experimente la presencia de Dios». Esta frase me llamó la atención, fundamentalmente porque es una promesa importante de hacer y a veces difícil de cumplir. Difícil porque, si no tenemos cuidado, nuestras congregaciones pueden reflejar más la presencia de su gente que la de nuestro Dios.
Llevarse bien
Todavía recuerdo lo que fue llevar de vacaciones a nuestra familia y sentir que toda la alegría del viaje se arruinaba con las peleas y las quejas de los niños en el asiento trasero del auto. Quién puede olvidarse de los efectos perjudiciales de «¡Papá, ella me tocó!» o «¡Mamá, él no me deja jugar!».
Recordatorio visible
¿Cuál es la primera imagen que ves al encender tu computadora? Tal vez sea un retrato de la familia, una fotografía especial de las vacaciones o, quizá, tu deportista profesional favorito.
Blanco perfecto
Si no tenemos cuidado, podemos llegar a asemejarnos al hombre que se jactaba de ser un experto arquero. El secreto de su éxito era que, después de lanzar su flecha al costado de un granero, pintaba un blanco alrededor de ella.
Palabras cortantes
El escritor de Proverbios describe al necio como alguien «cuyas palabras son como golpes de espada» (12:18). Si nos referimos a la variedad de formas en que nos herimos y nos destruimos unos a otros, nuestra lengua puede asemejarse a una navaja suiza, con herramientas de múltiples filos.